¿Dónde está la capital
gastronómica?
Sixto Ramón Rocha Monroy es un reconocido escritor y periodista
cochabambino, que además de su vocación por las letras, tiene una fascinación
por el mundo culinario. El experto gastrósofo es un analista y crítico de
varios procesos y prácticas gastronómicas nacionales, por lo que decidimos hablar
con él acerca de “Las Islas”. Éste profesional tiene una perspectiva íntegra sobre
éste ámbito, ya que toca temas económicos, políticos, sociales y culturales en
relación a la comida. Éste se vio sumamente predispuesto a apoyar en el
trabajo, ya que considera que muchas veces no se teoriza o estudia sectores que
son de vital importancia para la historia de una ciudad, tal como, en este caso,
la mencionada plaza de comidas. En el presente texto se desarrollarán los
puntos clave tratados en la entrevista con el escritor.
En
primera instancia, Rocha Monroy (R.R.M) resaltó la importancia histórica de la
vida agraria cochabambina. El denominativo de ser el “granero de Bolivia”, gestó
la eterna pregunta de: ¿Cómo alimentar a tanta gente en los centros mineros? Las
mujeres y los hijos naturales mestizos que resultaban del encuentro con los
españoles, fueron constantemente excluidos, viéndose obligados a trabajar como
arrieros o abrir pensiones para la gente del lugar. De ese pasado es que surge
la vocación gastronómica cochabambina, según el escritor. Además, ya podíamos
ver indicios de la dirección interna del mercado local y su carácter
centrípeto. La gente de ésta ciudad se preocupa por la abundancia de buena
comida. También señaló que uno de los aspectos más apetecidos por nuestra
población, es la existencia de una cantidad inmensa de comida ambulante; esto
representa una opción barata y de generosa cantidad. “Las Tierritas”, fue de
los primeros sectores de ésta índole en la zona norte de Cochabamba, ahí fue
donde se popularizó el consumo de sillpancho entre la población joven.
R.R.M
considera que varios lugares urbanos pueden ser zonas de encuentro o de
separación; el Rio Rocha siempre marcó una diferencia clara entre el norte y el
sur, muchas veces de manera excluyente y problemática. La aglomeración de
puestos de comida ambulante es mucho más común en la zona sur, por lo que “Las
Islas” representa un traslado exitoso hacia el norte, conformando un espacio
beneficioso de reunión y de encuentro. Sin
embargo, es notorio el deterioro de éste tipo de puestos alimenticios; los
puestos ambulantes antes brillaban por su forma artesanal y ahora, se asemejan
cada vez más al modelo clásico de comida rápida. Lo mismo sucede con la industria
avícola, asegura Ramón: “Antes matar a la gallina de la casa era todo un
acontecimiento, ahora hay pollos a la broaster en cada esquina”, ésta es una
forma desvirtuar la característica artesanal de la comida ambulante.
Otro
aspecto que tocó el experto, hace referencia a la ocupación del espacio
público. “Las Islas”, a pesar de sus diversos traslados gracias a ordenanzas
municipales, cumple el rol de ser un territorio con una alta funcionalidad para
los cochabambinos. Alega que la razón de su fama está en relación con su forma
pre-capitalista de atención.; el capitalismo discrimina al consumidor, tu
casera o casero no. En éste sistema las relaciones humanas priman; fomentando
el cariño, el respeto y la lealtad entre las partes involucradas. En locales de
comida rápida, “nadie tiene tiempo para atenderte como persona. El cariño es
algo nuestro, algo regional. Uno va a buscar a su casera y punto”. Rocha Monroy
afirma que en las relaciones sociales siempre hay una clase de conflicto entre
lo antiguo y lo nuevo; entre lo nuestro y lo ajeno. “Lo ajeno en este caso es
la experiencia de la comida rápida, lo nuestro incluye la relación personal”.
De
la misma forma, el escritor habló sobre la lucha cultural a la que estamos
inscritos en base a nuestro contexto. En otras partes del mundo, como en
Estados Unidos, no existe ese nivel de relación personal gracias al ejercicio
del capitalismo pleno. “No sabes quién es el dueño o el encargado del
establecimiento de comida, aquí sabes quienes son y su historia, como Doña
Anita o Wist’upiku”. En éste sentido, R.R.M señala que hay una necesidad muy
grande de hablar de lugares como “Las Islas”; desde su parecer, la historia no
debe ser sólo la de las batallas, fechas, héroes o presidentes, sino de los
constructores de la vida cotidiana. Debemos realizar una comparación entre lo
que había antes y lo que hay ahora. “No hay muchos datos sobre la cotidianidad
colonial; no sabemos cómo comían, qué bebían, cómo eran sus relaciones
sociales. Hay que reescribir la historia de Bolivia desde lo cotidiano”.
Cualquier cosa que afecte en éste sentido, es fundamental como productor de
símbolos. De ésta manera, “Las Islas” posee un valor supremo a mero hecho
mercantil.
Ramón
explica que las personas tenemos una sed por espacios públicos; los necesitamos
y tendemos a atribuirles alguna función. Gracias a ésta situación, las
prohibiciones de ingreso que disponen varias políticas públicas son fatales.
“Los vecinos en principio tenían razón de estar enojados por “Las Islas”. Yo
vivía cerca de la plaza 24 de Noviembre y era terrible los fines de semana; las
carreras de farreados por ir a comer a estos puestos, terminaban en accidentes
por el exceso de velocidad”. El traslado del sector entonces, se ve argumentado
por ésta clase de problemas. Sin
embargo, ahora que el lugar es mucho más ordenado, los vecinos siguen
generando disputas sociales. El escritor habla de que ciertas personas quieren
convertir a Cochabamba en una “ciudad escritorio”. “Con todas sus quejas, no quieren
que velemos sus sueños, sino sus insomnios”, asegura el escritor.
Entonces,
¿Dónde está la capital gastronómica? El autor explicaba que nuestra ciudad
tiene un carácter restrictivo de por sí. “Prohíben el paso por ciertos lugares;
a las 11 de la noche pasa el intendente buscado cualquier motivo para clausurar
los locales. En una ciudad con un clima tan esplendido y con una gastronomía
tan intensa, tantas prohibiciones no nos dejan surgir como capital
gastronómica”, comentaba Rocha Monroy. El reconocido escritor y periodista
concluyó la entrevista con una afirmación muy sugerente. “Se debería establecer
un mercado adecuado a nuestra realidad. No dejan vivir”. Ésta afirmación está en relación con la constante disputa que
existe entre los vecinos, la alcaldía y los dueños y dueñas de los puestos de
“Las Islas”. Ramón Rocha Monroy sin lugar a dudas, demostró en ésta entrevista
que debemos ver a esta plaza de comidas desde una perspectiva más integra que
englobe factores históricos, culturales, sociales, políticos y económicos, con
la finalidad de poder otorgarle la verdadera importancia que este lugar merece.
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