“En Cochabamba, todo gira en torno
a la comida”
La
socióloga boliviana Gabriela Canedo, es una profesional sumamente interesada en
temáticas culturales. Posee un Doctorado en Antropología; es vicepresidenta de
la Asociación de Estudios Bolivianos (AEB); docente de pregrado y postgrado en
la Universidad Mayor de San Simón y es
la actual presidenta del espacio de reflexión interdisciplinar Centro Cuarto
Intermedio. Entre sus principales áreas de estudio, se enfoca en temas de
identidad, multiculturalismo e interculturalidad. Para poder comprender a mayor
profundidad el fenómeno de “Las Islas”, Gabriela aceptó responder algunas
preguntas que formulamos, con la finalidad de poder entender qué papel llega a
jugar éste espacio urbano en la vida de los cochabambinos.
P: ¿Cuál es el proceso de formación
de identidad?
R: En la conformación de la identidad pueden haber
varias aristas, de hecho es polisémica y dependiendo del espacio en el que está
y cuál es su interlocutor, saca una determinada identidad; muchas veces puede
ser instrumental, otras veces hay una perspectiva interesante que es la
constructivista, la cual sostiene que ésta construcción del “yo”, del “yo me
identifico con algo”, se construye en relación a un “otro”. Justamente, es la
diferencia en la que construye la identidad, no tanto a lo común, ya que lo
común lo podemos tener nosotras; pero lo
que nos va hacer identificar la diferencia que tenemos con el otro, es decir, la
carencia de determinados elementos. En ese sentido, la identidad es bastante compleja
y relacional porque siempre tiene que haber un “alter”, un “otro” y es
polivalente porque no tiene una sola definición; es decir, si es que estoy en
una reunión de padres de familia, siempre saldrá mi identidad de mamá, o cuando
estoy en la universidad tengo identidad de docente, es así como se conforma la
identidad. Hay un autor interesante, Frederick Bart, que habla sobre los grupos
étnicos y sus fronteras, entonces él define que la identidad se forma en la
frontera, en lo diferente que tiene el otro.
La
identidad no basta con yo reconocerme, si no tengo el reconocimiento del otro;
no se llega a conformar la identidad si no existe el reconocimiento. Luego, los
elementos de una identidad van cambiando y los que la definen es “el grupo”, que
tiene que seguir nombrando o no. Para ellos, hay unos puntos cruciales para
seguir siendo lo que son y ellos lo definen. Entonces, hay por ejemplo,
culturas que se desarraigan de la vestimenta, pero no se deja la tierra, ya que
dejamos de pertenecer a ella. En cuanto a la apropiación del espacio, se hace
mención al concepto de territorio, que es un espacio geográfico que en éste
caso sería “Las Islas”, una zona determinada la cual será definida en base a la
apropiación del sujeto. Lo más importante de éste espacio es que se encuentra
en la zona Norte lo cual marca de gran manera a Cochabamba, especialmente desde
el 11 de Enero del 2007 cuando hubo la gran división de la zona Norte y la zona
Sur; “Las Islas” podría ser un lugar para determinar las clases sociales.
P: Entonces, ¿Éste carácter
territorial está ligado a las atribuciones imaginarias que varios segmentos le
otorgan a “Las Islas” como algo propio del cochabambino?
R: Tiene que ver mucho con la carga simbólica y la
apropiación de la gente. Por ejemplo, me gustaba que no tenga mesitas aunque
desde el punto institucional es mejor debido a que implementaron el orden y la
higiene. Sí tiene que ver con imaginarios, representaciones simbólicas.
P:
Existe una carga mitológica bastante fuerte basada en discursos simbólicos
sobre este lugar. ¿Cómo las comunidades pueden armar estos discursos? ¿Por qué
lo hacen? ¿Cuál es la necesidad para realizarlos?
R: Cualquier ritual, una fiesta, la religión, etc. Son
sistemas de representación o de simbolización
que están significando algo; pero no tiene efecto si no hay una
práctica, si otras personas no te siguen no hay efecto. Por ejemplo, si se armó
un discurso de que “Las Islas” está abierto las 24hrs, que es para que los jóvenes
vayan a reaccionar, entre otros, es algo funcional. Es que es algo asiduo, pero
no sólo de una persona sino de un conjunto, de un etario joven; entonces estos
discursos míticos se dan porque hay una práctica, está al alcance del bolsillo
de los jóvenes y la diversidad de comida a un precio aumenta este imaginario
que si corresponde con la realidad; barato, seguro, etc.
P: ¿Por qué cree que la gastronomía
es tan importante para esa conformación cochabambina identitaria?
R: Yo creo que da un poco la condición geográfica e
histórica. Por ejemplo, si podemos comparar con La Paz, que no tiene esa
tradición; cuando un cochabambino va no se siente satisfecho por lo que hay,
entonces es un poco zonificado y tiene que ver con la historia del
departamento, la tradición de tener buena producción de verdura, etc.
Cochabamba forma iconos como la comida en éste caso y otros que son difundidas
por las masas que siguen. La agricultura en los valles determinó el desarrollo
de una buena comida y decantó en empresas, restaurantes. Puede que no todos nos
sintamos identificados con esos elementos, pero son definitivamente los más difundidos
entre la población.
P: Como se dijo que la identidad no
es homogénea, ni estática, ¿Ese proceso dinámico va apropiándose de distintos
elementos?
R: Claro, yo creo que el imaginario de un lugar va
cambiando; los elementos varían según la función que cumplen en distintos
lugares. Es dinámico de acuerdo a las generaciones y mantienen un arraigo al
origen. “Las Islas” pueden tener una significación diferente para el norte o el
sur de la ciudad, puede ser desde comida barata, hasta una posibilidad de
ascenso social respectivamente.
P:
“Las Islas” adquirió un carácter turístico y social. ¿Cree que existe alguna
relación entre lo gastronómico y la socialización de las personas?
R: Totalmente, es cultural; es decir que las relaciones
sociales y culturales están alrededor de la comida, por lo que se considera un
componente importante. Es un elemento fuerte de socialización; compartes la
charla, el baile, pero al mismo tiempo la comida ejerce cierta presión. Ésta
condición no es natural, es cultural. En Cochabamba, todo gira en torno a la
comida.
P: En sociedades más
individualistas, los centros de comida generalmente tienen una dinámica de
“llegas, comes y te vas”. ¿Por qué es tan fuerte el carácter de lo comunitario
en Bolivia?
R: Tenemos tradición de organizarnos o asociarnos,
tenemos una capacidad corporativa de formar sindicatos o familias nucleares. Yo
creo que ésta sociedad es individualizada en ciertos sentidos, pero aquí somos
más gregarios, la familia pesa mucho aún no hay proceso de individualización como
existe en distintas culturas. Es un carácter más histórico, concebimos la vida
de distinta manera.
P: Y siguiendo esta idea de lo
familiar. En “Las Islas” los clientes son amigos de las “caseritas”, tienen una
relación muy cercana. Entonces, ¿El carácter íntimo de ésta actividad tiene
alguna relación con esto?
R:
Efectivamente, la relación que tienes con tu caserito o caserita no es algo que
verías en un supermercado o fuera del país; es una relación que si es asidua de
un lugar, se va haciendo más que una transacción mercantil con la “yapita” o el
hecho que se metan en la vida de los comensales. Se dan unas relaciones más
humanas y eso es algo que vale la pena recuperar, la relación cercana en todo
espacio. Éste tipo de lugares conforman
la recuperación de éstas prácticas. El proceso de apropiación en “Las Islas”
está lleno de símbolos y ritualizaciones, atravesado por la cultura con
intervención de la colectividad sobre lo natural.
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